La ruta de la vía férrea (XII)

Puente Internacional

Este puente es una obra maestra de la ingeniería del siglo XIX. Es el único de su clase construido de forma oblicua al curso del río, cuando lo habitual es que sean perpendiculares para minimizar dimensiones y coste. De hecho la ubicación original estaba prevista unos 180 metros más abajo, justo en el punto de unión del duero y el Águeda, con un puente perpendicular de 130 metros de longitud con dos pilares. Sin embarco el cambio del trazado de la línea ferroviaria obligó a su actual emplazamiento y disposición.

Consta de cinco pilares troncocónicos de cantería de base ovalada para minimizar la resistencia de la corriente y tablero de reja de hierro de 200 metros, dividido en cinco secciones independientes de 40 metros cada una excepto las terminales que tienen 32. En el lado español existe además un tramo más corto que cruza la carretera que viene de Salamanca. Tiene una altura desde el lecho del río de 24 metros. Estos pilares muestran un acabado más pulido que el resto de puentes de la línea. Se trataba del escaparate del trazado, y había que dar buena imagen. El quinto pilar se encuentra adosado al estribo español.

Tiene pasarela de planchas de hierro a ambos lados del puente en muy buen estado. Aún así hay que tener cuidado si se decide atravesarlo por el centro de la vía, también cubierta por chapas de hierro. Las traviesas que lo componen se encuentran bastante deterioradas y en algunos puntos faltan algunas.


En su época hubo muchas discusiones acerca de la forma de construirlo: si arcos de piedra o tablero metálico; sobre el número de pilares y la ubicación y disposición sobre el río. Se descartó la construcción de un puente íntegro de piedra por lo oblícuo de su disposición y por la dificultad para conseguir materia prima en la zona, por lo que la piedra debería venir de fuera, aparte del alto coste entonces de la mampostería de granito. Aunque quizá la idea más atrevida es la que consideraba un puente de solo dos pilares (no se consideraba estético que hubiera pilares en el centro de un río) aunque para ello tendrían que haberse construído tramos de más de 60 metros. No es que fuera difícil construir grandes piezas y su transporte. El problema era el sinuoso trazado de la carretera que hacía imposible o muy dificultoso el traslado hasta el lugar de piezas de este tamaño. Finalmente se hicieron cinco pilares con tramos de 40 metros, más manejables. Las mayores dificultades fueron en los pilares centrales. Se encontró lecho de roca a cuatro metros de profundidad, de pizarra negra y dura, aunque el plano de exfoliación típico de este material en éste punto no era el más adecuado se terminaron solucionando los problemas con una cimentación reforzada.

Como curiosidad cabe decir que los dos pilares centrales, uno del lado español y otro del lado portugués, cuentan con una hornacina a un cuarto de altura desde la parte superior destinada a la colocación de explosivos para la voladura del puente en caso de conflicto bélico. Basta derribar uno de los pilares para que el puente quede inutilizado, como se vio hace unos años cuando un árbol derribado por un temporal y que bajaba por el río derribó un puente portugués del mismo tipo al chocar con uno de los pilares. Incluso se tuvo en cuenta la posibilidad de que este puente quedara íntegramente bajo control portugués. El puente del Arroyo Lugar (derecha) así como el de los Poyos también se encuentran preparados para su voladura, con lo que la línea quedaría cortada igualmente. En cada uno de los dos pilares extremos del puente se encuentran labrados en piedra los escudos de España y Portugal.