La estación de ferrocarril de La Fregeneda es uno de los principales atractivos del término, claro ejemplo de arquitectura civil de finales del siglo XIX, aunque desgraciadamente en ruinas y víctima del vandalismo. Este es el punto de partida para la ruta a través de los túneles hacia Barca d'Alva. Como en el caso de la proverbial Roma, se puede llegar hasta ella desde muchos sitios. Desde La Fregeneda parten tres de estos caminos.

               El primero incluye un tramo de considerable extensión de la carretera que va hacia Salamanca, y que pasados dos kilómetros se desvía hacia la estación, la cual se encuentra 1.500 metros más allá. Sin embargo los dos caminos que nos ocupan parten directamente del pueblo, uno desde la fuente del Pozoarriba y otro desde la zona de la «Atalaya», el lugar donde estaba situado el antiguo cementerio de La Fregeneda entre 1804 y 1884.

    

                Una vez llegados hasta la fuente del Pozoarriba, de construcción medieval y clausurada por la autoridad el 11 de marzo de 1966, se sigue el camino atravesando un pequeño puente de arco de medio punto que cruza el curso alto del arroyo Lugar. Esta fuente ha sufrido una reforma hace pocos años. Más información en «Camino de Rebeja». Este camino se encuentra señalizado con postes especiales de senderismo con el indicativo «GR-14», ya que este camino de largo recorrido que continúa por la Calzada Vieja y Valicobo pasa también por aquí. Nada más atravesar el puente aparece una bifurcación a la izquierda que se dirige hacia la zona de Rebeja, y que no hay que seguir. El camino sigue recto hacia una antena repetidora de televisión que se divisa en lo alto de la loma. Una vez alcanzada el camino se estabiliza y no hay demasiados sobresaltos durante aproximadamente un kilómetro.

               Solo un par de bifurcaciones convenientemente señalizadas donde no hay que perderse. Siempre el camino de la izquierda.

   

               Después de pasada una finca que contiene una nave aparece una nueva bifurcación. Los dos caminos dan al mismo sitio. El de la derecha, aunque es algo más corto es más estrecho. El de la izquierda conduce hacia un lugar donde se encuentra un poste que indica el camino hacia Hinojosa tras algo más de cuatro kilómetros pasando a través de un pequeño puente de madera colocado antes de llegar al puente ferroviario. Siguiendo el camino se llega a una valla que una vez atravesada baja hasta el arroyo tras el cual se encuentra la estación.

               Bajando hasta el fondo del valle que forma el dicho arroyo afluente del Froya y que recorre la estación a lo largo, llegamos a un sendero que asciende por la ladera, y que nos deja justo enfrente del edificio principal.

    

               En cuanto al otro camino parte como decíamos desde la Atalaya, y va paralelo a una serie de cuadras para ganado y pajares. Un poco más adelante se encuentra un recodo donde se halla la fuente del Palacio -el barrio de esa parte del pueblo se llama «el Palacio"- donde antes de instalar el agua corriente en el pueblo iba la gente frecuentemente a extraerla. Ahora se encuentra vallada y no se utiliza.

               Apenas avanzados 500 metros está el cruce con el camino que viene desde el Pozoarriba y llega hasta la carretera cerca del camino mencionado al principio. Después de algunas subidas y bajadas, junto a una pared relativamente alta está el caño Torero, el cual siempre suele estar a rebosar de agua.

   

                Tras el caño el camino continúa su avance hasta llegar a una pronunciada pendiente que avecina el final del camino. No se tarda en llegar a un frondoso grupo de viejos alcornoques de retorcidas ramas, que dan acceso a un pequeño puente con cuatro piniches en las esquinas. Dicho puente atraviesa el arroyo que discurre paralelo a la estación, y da acceso al camino que viene desde la carretera y que llega hasta la misma.

               El camino a través de la carretera tiene otro tipo de dificultades. Conviene tener en cuenta que es una carretera en uso, y que circulan vehículos, por lo que se debe circular por ella siempre por el arcén izquierdo y vigilando si se acerca alguien. Dicho esto se puede disfrutar de una ruta tranquila, ya que la circulación es escasa.

              Traspasado el alto del cementerio se llega a uno de los caños más conocidos y visitados, por ser de los más accesibles al estar al lado de la carretera. Es el «Caño Nuevo», aunque a pesar del nombre fue construido en 1848, como se indica en la piedra superior de la cabecera.